Madre, una gracia te pido, 
que me sanes en cuerpo y alma.

jueves, 31 de diciembre de 2009

MENSAJE PARA EL FIN DE AÑO



TE DESEO

Te deseo primero que ames, y que amando, también seas amado. Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores.

Deseo, pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar. Y porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias certezas.

Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no te sientas demasiado seguro.

Te deseo además, que seas útil, mas no insustituible. Y que en los momentos malos, cuando no quede mas nada, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie. Igualmente, te deseo que seas tolerante; no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no madures demasiado de prisa, y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que siendo viejo no te dediques al desespero. Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste. No todo el año, sino apenas un día. Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que existen, y que te rodean, seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.

Te deseo que acaricies un gato, alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal, porque de esta manera, te sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla, por más minúscula que sea, y la acompañes en su crecimiento, para que descubras de cuántas vidas está hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero, porque es necesario ser práctico. Y que por lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero frente a ti y digas: "Esto es mío", sólo para que quede claro quién es el dueño de quién.

Te deseo también que ninguno de tus afectos muera, pero que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer, y que siendo mujer, tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente, y que cuando estén cansados y sonrientes, hablen sobre el amor para recomenzar.

"Si todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo más nada que desearte, sino que seas feliz..."

Anónimo

María Madre de Dios


XXXIV Jornada Mundial de la Paz

Homilia de PP. Juan Pablo II

1. "Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al Niño acostado en el pesebre" (Lc 2, 19).

Hoy, Octava de Navidad, la liturgia nos estimula con estas palabras a caminar, con nuevo y consciente fervor, hacia Belén, para adorar al Niño divino, que ha nacido por nosotros. Nos invita a seguir los pasos de los pastores que, al entrar en la gruta, reconocen en aquel pequeño ser humano, "nacido de una mujer, nacido bajo la ley" (Ga 4, 4), al Omnipotente que se hizo uno de nosotros. Junto a él, José y María son testigos silenciosos del prodigio de la Navidad. Este es el misterio que también nosotros, hoy, contemplamos asombrados: ha nacido por nosotros el Señor. María dio "a luz al Rey que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos" (cf. Sedulio).

Permanecemos extasiados ante la escena que nos narra el evangelista. Contemplemos, de modo particular, a los pastores. Ellos, modelos sencillos y gozosos de la búsqueda humana, especialmente en el marco del gran jubileo, ponen de manifiesto cuáles deben ser las condiciones interiores para encontrar a Jesús.

La desarmante ternura del Niño, la pobreza sorprendente en la que se halla, y la humilde sencillez de María y José transforman la vida de los pastores: se convierten así en mensajeros de salvación, evangelistas ante litteram. Escribe san Lucas: "Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho" (Lc 2, 20). Se fueron felices y enriquecidos por un acontecimiento que había cambiado su existencia. En sus palabras se percibe el eco de una alegría interior que se transforma en canto: "Se volvieron dando gloria y alabanza a Dios".

2. También nosotros, en este Año jubilar, nos hemos puesto en camino para encontrar a Cristo, el Redentor del hombre. Al cruzar la Puerta santa, hemos experimentado su presencia misteriosa, que da al hombre la posibilidad de pasar del pecado a la gracia, de la muerte a la vida. El Hijo de Dios, que se encarnó por nosotros, nos ha hecho oír su fuerte exhortación a la conversión y al amor.

¡Cuántos dones, cuántas ocasiones extraordinarias ha ofrecido el gran jubileo a los creyentes! En la experiencia del perdón recibido y dado, en el recuerdo de los mártires, en la escucha del grito de los pobres del mundo y en los testimonios llenos de fe que nos han transmitido nuestros hermanos creyentes de todos los tiempos, también nosotros hemos percibido la presencia salvífica de Dios en la historia. Hemos palpado su amor que renueva la faz de la tierra. Dentro de algunos días concluirá este tiempo especial de gracia. Como a los pastores que fueron a adorarlo, Cristo pide a los creyentes, a quienes ha dado la alegría de encontrarlo, una valiente disponibilidad a ponerse nuevamente en camino para anunciar su Evangelio, antiguo y siempre nuevo. Los envía a vivificar la historia y las culturas de los hombres con su mensaje salvífico.

3. "Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios" (Lc 2, 30). También nosotros, animados y enriquecidos por la gracia jubilar, iniciemos este nuevo año que nos da el Señor. Nos confortan las palabras de la primera lectura, que renuevan la bendición del Creador: "El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz" (Nm 6, 24-25). El Señor nos dé su paz, la paz que no es fruto de componendas humanas, sino del sorprendente efecto de su mirada benévola sobre nosotros. Esta es la paz que invocamos hoy, al celebrar la XXXIV Jornada mundial de la paz.

Saludo con gran afecto a los ilustres señores embajadores del Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, presentes en esta solemne liturgia. Saludo, de modo particular, al querido monseñor François Xavier Nguyên Van Thuân, presidente del Consejo pontificio Justicia y paz, así como a los colaboradores de ese dicasterio, que tiene la misión específica de representar la solicitud del Papa y de la Sede apostólica por la promoción de un mundo más justo y concorde. Saludo a las autoridades y a cuantos han querido intervenir en este encuentro de oración por la paz. A todos quisiera volver a proponer idealmente el Mensaje para la jornada mundial de la paz de este año, en el que he afrontado un tema particularmente actual, el "Diálogo entre las culturas para una civilización del amor y la paz".

4. Hoy, en este sugestivo marco litúrgico, renuevo a toda persona de buena voluntad la invitación apremiante a recorrer con confianza y tenacidad el camino privilegiado del diálogo. Sólo así no se dilapidarán las riquezas específicas, que caracterizan la historia y la vida de los hombres y los pueblos, sino que, por el contrario, podrán contribuir a la construcción de una era nueva de solidaridad fraterna. Ojalá que todos se esfuercen por promover una auténtica cultura de la solidaridad y de la justicia, estrechamente "unida al valor de la paz, objetivo primordial de toda sociedad y de la convivencia nacional e internacional" (Mensaje para la XXXIV Jornada mundial de la paz, 8 de diciembre de 2000, n. 18: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 15 de diciembre de 2000, p. 11).

Esto es más necesario aún en la actual situación mundial, que se ha vuelto compleja a causa de la difundida movilidad humana, la comunicación global y el encuentro, no siempre fácil, entre culturas diversas. Al mismo tiempo, hay que reafirmar con vigor la urgencia de defender la vida, bien fundamental de la humanidad, ya que "no se puede invocar la paz y despreciar la vida" (ib., 19).

Elevemos al Señor nuestra oración para que el respeto de estos valores de fondo, patrimonio de toda cultura, contribuya a la construcción de la deseada civilización del amor y de la paz. Que nos lo obtenga Cristo, Príncipe de la paz, a quien contemplamos en la pobreza del pesebre.

5. "María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón" (Lc 2, 19).

Hoy la Iglesia celebra la solemnidad de María, Madre de Dios. Después de presentarla como la Madre que ofrece el Niño a los pastores que lo buscaban con solicitud, el evangelista san Lucas nos brinda un icono de María, sencillo y majestuoso a la vez. María es la mujer de fe, que acogió a Dios en su corazón, en sus proyectos, en su cuerpo y en su experiencia de esposa y madre. Es la creyente capaz de captar en el insólito nacimiento del Hijo la llegada de la "plenitud de los tiempos" (Ga 4, 4), en la que Dios, eligiendo los caminos sencillos de la existencia humana, decidió comprometerse personalmente en la obra de la salvación.

La fe lleva a la Virgen santísima a recorrer sendas desconocidas e imprevisibles, conservando todo en su corazón, es decir, en la intimidad de su espíritu, para responder con renovada adhesión a Dios y a su designio de amor.

6. A ella dirigimos, al comienzo de este nuevo año, nuestra oración.

Ayúdanos también a nosotros, oh María, a renovar con espíritu de fe nuestra existencia. Ayúdanos a saber salvaguardar espacios de silencio y de contemplación en la frenética vida diaria. Haz que tendamos siempre hacia las exigencias de la paz verdadera, don de la Navidad de Cristo.

A ti, en este primer día del año 2001, te encomendamos las expectativas y las esperanzas de toda la humanidad: "Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no desoigas la oración de tus hijos necesitados; antes bien, líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita" (Liturgia de las Horas).

Virgen Madre de Dios, intercede por nosotros ante tu Hijo, para que su rostro resplandezca en el camino del nuevo milenio y todo hombre pueda vivir en la justicia y la paz. Amén.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Jesús, nuestro Salvador


Fuente: http://www.oraciones.com.es/evangelio/jesus-nuestro-salvador.htm

«Y el ángel le dijo: "José, hijo de David, no temas tomar contigo a María, tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un nijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo ele los pecados"» (Mt 1,21-22).


¿ Y cómo nos salva Jesús?
En ningún otro nombre podemos encontrar la salvación, sino en el nombre de Jesús, el cual nos trae el perdón de nuestros pecados, la liberación de nuestras opresiones y ataduras egoístas, la salvación interior y exterior del nombre.
Juan Pablo II decía: «¡Abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo! Abrid a su poder salvador los estados, los sistemas económicos y políticos... Sólo él tiene palabras de vida, ¡sí!, de vida eterna».
Jesús, en cuanto hijo de Dios, no sólo se une sustancialmente con una naturaleza individual humana y se da gratuitamente a esa naturaleza sin mérito anterior de esta misma naturaleza, sino que, verdadero Dios y verdadero hombre, asume a toda la humanidad como verdadero cuerpo suyo. Jesús nos salva porque corresponde en toda su vida y en la muerte a la voluntad santísima de Dios y a su amor gratuito e incondicional. Jesús rué siempre fiel a Dios y a los hombres. Diríamos que toda la humanidad e incluso toda la creación ha correspondido, en Jesús, al amor incondicional y gratuito que Dios derramó en ella.
¿Fue necesario para nuestra salvación que Jesús muriera en la cruz? ¿No podía habernos redimido con una sola palabra o una simple sonrisa? Hemos de responder afirmativamente: Jesús pudo redimirnos con una sola palabra o con una sonrisa. Pudo poner en esa sonrisa toda la sumisión y amor al Padre, y esto hubiera sido redentor. Además los actos de Cristo son de infinito valor, y por ello un solo acto de Cristo tiene valor infinito para nuestra salvación. Mas Jesús, viviendo la vida encarnada en radical compromiso con la liberación del hombre en un mundo de pecado y constituyéndose en destructor de todas las barreras y ataduras sociales, políticas e incluso religiosas que aprisionan al hombre, habría de desembocar en el patíbulo de la cruz. Dios Padre no quería la muerte en la cruz de su hijo; sólo quería el amor de su hijo. Y Jesús, por el amor a su Padre y por ser riel al hombre, fue llevado a la cruz como manso cordero.
El hombre se realiza como hombre siendo, como Jesús, fiel a Dios y comprometiéndose en la lucha de liberación del hombre en todo lo que no le deja ser hombre.

martes, 29 de diciembre de 2009

Jesús, único salvador


Dominus Iesus
I. A propósito de la mediación salvífica única y universal de Jesucristo

1. Debe ser creído firmemente que Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, crucificado y resucitado, es el mediador único y universal de la salvación de la humanidad.

2. También debe ser creído firmemente que Jesús de Nazaret, hijo de María y único Salvador del mundo, es el Hijo y Verbo del Padre. Para la unidad del plan de salvación centrado en Jesucristo, se debe retener además que el operar salvífico del Verbo se actúa en y por Jesucristo, Hijo encarnado del Padre, cual mediador de la salvación de toda la humanidad. Por lo tanto, es contrario a la fe católica, no solamente afirmar una separación entre el Verbo y Jesús, o entre la acción salvífica del Verbo y la de Jesús, sino también sostener la tesis de una acción salvífica del Verbo como tal en su divinidad, independientemente de la humanidad del Verbo encarnado.

II. A propósito de la unicidad y plenitud de la revelación en Cristo

3. Debe ser creído firmemente que Jesucristo es mediador, cumplimiento y plenitud de la revelación. Por lo tanto, es contrario a la fe de la Iglesia sostener que la revelación de o en Jesucristo sea limitada, incompleta eimperfecta. Si bien el pleno conocimiento de la revelación divina se tendrá solamente el día de la venida gloriosa del Señor, la revelación histórica de Jesucristo ofrece ya todo lo que es necesario para la salvación del hombre, y no necesita ser completada por otras religiones.

4. Es conforme a la doctrina católica afirmar que las semillas de verdad y bondad que existen en las otras religiones son una cierta participación en las verdades contenidas en la revelación de o en Jesucristo. Al contrario, es opinión errónea considerar que esos elementos de verdad y bondad, o algunos de ellos, no derivan, en última instancia, de la mediación fontal de Jesucristo.

III. A propósito de la acción salvífica universal del Espíritu Santo

5. La fe de la Iglesia enseña que el Espíritu Santo, operante después de la resurrección de Jesucristo, es siempre el Espíritu de Cristo enviado por el Padre, que actúa en modo salvífico tanto en los cristianos como en los no cristianos. Por lo tanto, es contrario a la fe católica considerar que la acción salvífica del Espíritu Santo se pueda extender más allá de la única economía salvífica universal del Verbo encarnado.

IV. A propósito de la ordenación de todos los hombres a la Iglesia

6. Debe ser creído firmemente que la Iglesia es signo e instrumento de salvación para todos los hombres. Es contrario a la fe de la Iglesia considerar la diferentes religiones del mundo como vías complementarias a la Iglesia en orden a la salvación.

7. Según la doctrina de la Iglesia, también los seguidores de las otras religiones están ordenados a la Iglesia y están todos llamados a formar parte de ella.

V. A propósito del valor y de la función salvífica de las tradiciones religiosas.

8. Según la doctrina católica, se debe considerar que «todo lo que el Espíritu obra en los hombres y en la historia de los pueblos, así como en las culturas y religiones, tiene un papel de preparación evangélica (cf. Const. dogm. Lumen gentium, n. 16)». Por lo tanto, es legítimo sostener que el Espíritu Santo actúa la salvación en los no cristianos también mediante aquellos elementos de verdad y bondad presentes en las distintas religiones; mas no tiene ningún fundamento en la teología católica considerar estas religiones, en cuanto tales, como vías de salvación, porque además en ellas hay lagunas, insuficiencias y errores acerca de las verdades fundamentales sobre Dios, el hombre y el mundo.

Por otra parte, el hecho de que los elementos de verdad y bondad presentes en las distintas religiones puedan preparar a los pueblos y culturas a acoger el evento salvífico de Jesucristo no lleva a que los textos sagrados de las mismas puedan considerarse complementarios al Antiguo Testamento, que es la preparación inmediata al evento mismo de Cristo.

El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en el transcurso de la Audiencia del 19 de enero de 2001, a la luz de los pasos dados ulteriores desarrollos, ha confirmado su aprobación a la presente Notificación, decidida en la Sesión Ordinaria del Dicasterio, y ha ordenado que sea publicada. Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 24 de enero de 2001, memoria litúrgica de San Francisco de Sales. Cardenal Joseph Card. Ratzinger

Prefecto de la Congregación de la Fe

Tarcisio Bertone, S.D.B.

Arzobispo

lunes, 28 de diciembre de 2009

Reflexión sobre los Santos Inocentes


Los Santos Inocentes

Autor: P. José Rodrigo Escorza

Mateo 2, 13-18

Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: "Levantate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".
José se levantó, y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió a Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.
Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años. conforme a la fecha que los magos le habían indicado.
Así se cumplieron las palabras del profeta Jeremías: En Ramá se ha escuchado un grito, se oyen llanttos y lamentos: es Raquel que llora por sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya están muertos.

Reflexión

Desde siempre, la Iglesia posee la firme convicción de que quienes padecen la muerte por razón de la fe, sin haber recibido el Bautismo, son bautizados por su muerte con Cristo y por Cristo. Este Bautismo de sangre como el deseo del Bautismo, produce los frutos del Bautismo sin ser sacramento (Catecismo Universal de la Iglesia Católica, nº 1258).

A los cuarenta días de haber nacido, María y José llevaron a Jesús al Templo para presentarlo al Señor. En esta ocasión Simeón les dijo: “Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción” - y dirigiéndose a María: “¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!” (Lc 2, 34).

Esta profecía pronto se iba cumpliendo, aquí en particular, por las circunstancias que motivaron la huida de la Sagrada Familia a Egipto. En el corazón de Herodes se habían despertado recelos contra su nuevo contrincante. Es verdad, Jesucristo era un Rey, y vino para reinar. Sin embargo, su estilo de reinar iba a ser muy diferente: vino a reinar sirviendo.

Pero no hubo tiempo para darle explicaciones a Herodes. San José actuó como hubiese actuado todo buen padre de familia: sin hesitar llevó a los suyos hacia un lugar donde estaban seguros. Y ahí los iba manteniendo - cosa que no era fácil, porque todo refugiado suele ser despreciado.

Por otra parte, el corazón de María sufrió una de las primeras heridas que la espada profetizada le iba a deparar. Le debió de haber dolido profundamente este rechazo y esta enemistad a muerte, que desde el inicio se habían desatado en su propio pueblo contra su Hijo divino. Al conocer después el hecho de la matanza de los inocentes Ella habrá ofrecido sus purísimas lágrimas a Dios en reparación por tan grande ofensa. Amor y dolor siempre estaban muy unidos en la vida de María.

El Vaticano en 3D


EXCELENTE!!!!!!!!!!!!!

como suelo decir en situaciones similares, quizás algunos de Uds. ha tenido la dicha de estar in corpore en este maravilloso lugar...volverán a disfrutarlo...Y los que no, quedarán maravillados....sigan las instrucciones.




INSTRUCCIONES

Una vez abras la página, hacé click en uno de de los espacios que elegiste del plano y te aseguro que entrarás al Vaticano.
Poné los parlantes ...

A la izquierda de la pantalla en la parte inferior verás los símbolos "más" y "menos" para el zoom (también lo podés hacer con la ruedita del ratón), y además apretando el botón izquierdo del ratón podrás dirigir tu visita con el cursor arriba, abajo y hacia ambos lados para ver todo el espacio en sus 360 grados.
Para cambiar de imágen usa en tu barra de herramientas ¨ir a la página anterior¨

Si tu compu no es muy rápida tenés que tener un poquito de paciencia, porque cada lugar donde quieras entrar debes esperar unos segundos para que cargue, pero.....¡VALE LA PENA...!!!


Link para que entres:
http://www.vatican.va/various/basiliche/san_paolo/vr_tour/index-it.html

DÍA DE LOS SANTOS INOCENTES


FUENTE: WIKIPEDIA

La iglesia católica recuerda este acontecimiento el 28 de diciembre, aunque de acuerdo con los Evangelios, la matanza debió haber sucedido después de la visita de los Reyes Magos al rey Herodes (uno o dos días despúes del 6 de enero), aunque también la fecha de la adoración de los Reyes Magos a Jesús no tiene una fecha dada exactamente en las escrituras, que sin embargo citan dicha visita.

Es muy corriente la explicación de la Navidad y demás fechas alrededor de ella como fechas arbitrarias, pues estas no figuran en los evangelios. Sin embargo, según el evangelio (Lucas 1.13-60); Zacarias supo que Santa Isabel estaba encinta de Juan el Bautista el día de la fiesta del final de la cosecha, esta festividad tiene lugar una sola vez al año en la religión judía, aun en nuestros días; la última semana del mes de septiembre. El evangelio también indica que Juan el Bautista era mayor que Jesucristo por seis meses. Por lo tanto, si el embarazo del Bautista comienza en la última semana de septiembre, es evidente que nació en la última de junio y que siendo seis meses mayor que Cristo, éste nació en la última semana de diciembre.

Si seguimos fielmente los evangelios, tenemos lo siguiente: El evangelio de Lucas nos muestra que Jesús nació en Belén debido a que César mandó que se realizase un censo de la población, lo que obligó a José y María a viajar a ese lugar. Miqueas el profeta, con varios siglos de antelación predijo que Jesús vendría de ese pueblo cercano a Jerusalén (Miqueas 5.2).

Los belenes, hoy día, intentan representar lo que fue el nacimiento de Jesús, pero lo que realmente pasó es muy distinto a lo que con tanta frecuencia se representa. Además de hablarnos del censo que hizo que José y María fueran a Belén, el evangelista Lucas nos cuenta que había pastores que estaban pasando aquella importante noche a cielo raso, con sus rebaños. Esto nos lleva a la lógica conclusión de que Jesús no pudo haber nacido en diciembre ya que es improbable que César obligara a los judíos, a punto de la sublevación, a realizar un viaje hasta sus lugares de origen durante la estación fría y lluviosa. Es igual de improbable que los pastores estuvieran viviendo a la intemperie con sus rebaños en un tiempo tan inclemente (Lucas 2.8-14).

domingo, 27 de diciembre de 2009

EL CÁNTICO DE ZACARÍAS


EL CÁNTICO DE ZACARÍAS
Lucas 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.





sábado, 26 de diciembre de 2009

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA





Un cuadro no para pintar y si para imitar

Padre Javier Leoz


Lc 2, 41- 52

1.- En medio de la Navidad, y desde la lógica que nosotros tenemos, no nos resulta difícil entroncar esta fiesta: la Sagrada Familia.

--¡Algo bueno tiene la familia cuando, Dios, quiso formar parte de una!

--¡Algo, esencial e insustituible debe de tener la familia cuando, Dios, quiere nacer y crecer en medio de ella!

Mirar a José y María, en este domingo, es saber que una familia de Dios está llamada a cumplir la voluntad de Dios.

A mí, esta festividad de la Sagrada Familia, me sugiere una cosa: en ella se aprende a querer o a no querer al Señor; en ella, la familia, se aprende a apreciar a Jesús o a ignorarle; en ella, la familia, se aprenden los valores que el Evangelio nos sugiere o, por el contrario, se puede llegar a no conocerlos.

Amigos: ¡la familia! Es nuestra asignatura pendiente. Y, sobre todo, porque estamos en un momento tremendamente delicado. Hasta el Papa Benedicto, este pasado viernes, lo pensaba en alto: “nos preocupa el futuro de la familia por cuanto se le compara con otras situaciones que en nada tienen que ver con la esencia de la misma”.

2.- Belén es algo vivo, un ideal de lo que pueden ser las familias de hoy. No es una estampa que se ha quedado petrificada en los siglos del ayer. No es puzzle para ser encajado a modo de entretenimiento, ni tampoco algo para ser objeto de burla por una campaña orquestada e ideológica para sacarlo del contexto escolar o institucional. Ningunear a la Sagrada Familia, por si alguno no es consciente, es ir en contra de la estructura que sostiene los valores occidentales.

La Sagrada Familia es todo un ejemplo para los que queramos recuperar o mantener la sencillez, la verdad, la bondad de Dios, la alegría de corazón, la fidelidad entre los esposos, el amor auténtico entre un hombre y una mujer.

Belén, entre otras cosas, es un grito contracorriente a lo que, hoy, estamos padeciendo y viviendo en algunos lugares de nuestra tierra. ¿Son necesarios –de repente y tan deprisa- tantos cambios que alteran y desequilibran lo que es equilibrio en la sociedad?

3.- Hoy, en la Sagrada Familia, contemplamos los más altos ideales que muchos de nuestros padres siguieron a rajatabla: creer en Dios es vivir en el amor.

Jesús, José y María nos animan a seguir en el camino que hemos emprendido como familias cristianas. El amor de Dios, tan apartado y arrinconado en muchas familias que se dicen cristianas, ha de ser el pulmón que dé oxígeno y vida a un hogar. ¿Cuántos de los que estamos aquí hemos bendecido la mesa en estos días? ¿Y por qué sólo en Navidad y no todos los días? ¿Cuántos de los que estamos aquí intentamos cumplir la voluntad del Señor antes que dar capricho y ceder ante la presión y disposición de una sociedad hedonista y esquiva con las cosas de Dios? ¿Cuántos, de los que hoy estamos aquí, vivimos con cierta radicalidad –como la Sagrada Familia- nuestro encuentro con Dios; nuestra experiencia de Dios; nuestra apertura a Dios?

No podemos quedarnos en una continua lamentación. Pero, más que mirar hacia fuera, vamos a intentar hacer más saludables nuestros propios hogares con la fuerza de la oración; con la alegría de la fe; con el firme convencimiento y seguridad de que Dios nos apoya y nos acompaña en la misión de padres, en la educación de los hijos o en el cuidado de nuestros mayores.

Mirar a Belén es ver el amor que triunfa; el amor que todo lo invade; el amor que todo lo puede; el amor que, incluso asume, el hecho de que Jesús siga su propio camino para cumplir la voluntad de Dios, antes que dar satisfacción a sus propios padres.

4.- Fiesta de la Sagrada Familia. No cuesta demasiado centrarnos y ver que, hoy más que nunca, es un gran ideal que tenemos que presentar y seguir proponiendo ante otras opciones –respetables por supuesto- pero distintas a la familia cristiana.

Si María conservaba todo esto en su corazón, que nosotros aún en medio de tormentas y dificultades, aprendamos una gran lección: algo tiene el agua cuando la bendicen y algo tiene la familia, cuando tantos la quieren confundir o infravalorar.



Nacimiento de Cristo


Comentario del Evangelio Según Lucas (2, 1-7)


(1) Aconteció, pues, en los días aquellos, que salió un edicto de Cesar Augusto para que se empadronase todo el mundo. (2) Fue este empadronamiento primero que el del gobernador de Siria, Girino. (3) E iban todos a empadronarse, cada uno en su ciudad. (4) José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y de la familia de David, (5) para empadronarse, con María, su esposa, que estaba encinta. (6) Estando allí se cumplieron los días de su parto, (7) y dio a luz a su hijo primogénito, y le envolvió en pañales, y le acostó en un pesebre, por no haber sitio para ellos en el mesón.

El nacimiento de Cristo en Belén tiene una circunstancia humana inmediata. Cesar Augusto dio un edicto para que "todo el mundo," es decir, el ecumenismo romano, se empadronase. De Augusto se conocen varios censos parciales y tres totales. Uno de éstos fue el 746 de Roma, que corresponde a unos ocho años antes de la fecha actual del nacimiento de Cristo (1) .

Este empadronamiento crea una dificultad clásica. Se dice de él que "fue el primero", siendo gobernador de Siria Quirino. Josefo dice que Quirino fue gobernador de Siria del 6 al 12 después de Cristo, y que el 6 d. de C. hizo un censo de Judea (2) . Pero el empadronamiento bajo el cual nace Cristo, se hace siendo rey Herodes el Grande. Y no consta que Quirino fuese también prefecto de Siria reinando Herodes.

Además, Tertuliano parece excluirlo, pues dice, tomando los datos de los archivos de la Iglesia romana, que este censo se hizo siendo prefecto de Siria Sentio Saturnino (9 a 6) (3) .

Para solucionar esta dificultad se han propuesto varias soluciones:

1) Quirino, sobre el año 9, dio principio al empadronamiento que llevó a cabo Sentio Saturnino (9 a 6 a. C.)· Pero no consta positivamente de otra prefectura de Quirino, y habría además que adelantar acaso demasiado la fecha del nacimiento de Cristo.

2) Se sabe que se simultaneaban a veces los legados imperiales en la misma región. Así, el 73 d. C. había en África un legado al frente de las tropas y otro tenía la misión de hacer el censo. Cabría suponer una simple legación de Quirino simultaneada con la de Saturnino.

3) Siendo Quirino prefecto de Siria, Aemilius Secundus, "duxmilitum," hizo por mandato de Quirino el censo de Apamea y combatió a los itureos del monte Líbano. Los legados tenían frecuentemente adscritos como "epítropos" (procuratores) otros sujetos. Hay varios casos. Cabría que hubiese sucedido esto con uno de los prefectos de Siria que hubiese tenido adscrito a Quirino, ya que la frase puede tener cierta amplitud (4) . De hecho, del 10 al 6 a. C. estuvo en Oriente en una campaña en Cilicia.

4) Otra interpretación que parece lógica es la de dar al numeral "primero" el sentido de "antes", como lo tiene en muchos casos. Así, el sentido de la frase es: que este empadronamiento, bajo el que nace Cristo, es anterior al que hizo el año 6 d.C. Quirino, siendo gobernador de Siria. Este censo fue sumamente famoso por las revueltas que hubo en Judea con su motivo. Y de él, por lo mismo, se hacen eco los Hechos de los Apóstoles (5:37) (5) . Sería preciso diferenciar bien estos censos, y hacer ver en qué relación estaba éste, bajo el que nace Cristo, con el otro, tan famoso en Judea.

Como Roma solía respetar las costumbres locales, este empadronamiento se hace al modo judío, yendo a censarse al lugar de origen. Por eso José, que era de la casa de David, sube a Belén, unos 140 kms. (5) ,.lugar originario de la familia davídica. El texto dice que por ser de "la casa y familia de David." La frase puede ser simplemente un pleonasmo, para indicar que José era verdaderamente de esta estirpe, o acaso por proceder estos informes de fuentes literariamente distintas. Algunos entendieron "casa" como equivalente a tribu, y por "familia" el ser de la misma estirpe davídica.

Para ello "sube," frase consagrada para ir de un lugar de Palestina a Jerusalén o cercanías de ésta, ya que topográficamente es siempre una subida. Pero va a "empadronarse con María, su esposa",.Gramaticalmente, la frase es dudosa: sea que sube para que se empadrone también María, máxime si era hija única y heredera, o simplemente que María le acompaña, pues se ve que pensaban abandonar definitivamente Nazaret (Mt 2:23) (6) . Pero el primer caso también estaba en las costumbres, como se ve por el decreto censal del prefecto de Egipto, Cayo Vibio Máximo, en 104 d. C., en el que las mujeres casadas tenían que presentarse también en su lugar de origen. Y María era de la casa de David 6 . Por eso, si el verbo µ??ste?? puede significar "desposar" o "casar," es el contexto, aquí casada, el que decide. "Si María hubiera sido entonces sólo la. prometida (contra Mt 1:24), hubiera supuesto una clara violación de las buenas costumbres el hecho de emprender juntos el viaje a Belén y convivir allí (José) con ella" (Schmid).

Y estando en Belén (Bethlehem: casa de pan, por su fertilidad agrícola) sucedió el nacimiento de Cristo. Es notable la sobriedad con que lo describe el Evangelista.

"Dio a luz a su hijo primogénito". El poner "primogénito," siendo Cristo unigénito, nada dice en relación a la perpetua virginidad de María. Es término "legal," con el que Lc prepara la escena de la presentación en el Templo. En un principio eran los "primogénitos" los que ejercían el sacerdocio. Pero, cuando este privilegio se adjudicó a la tribu de Leví, quedó la obligación de "rescatar," simbólicamente, a los "primogénitos" (Núm 3:12-13; 18:15-16; cf. Ex 13:2; 24:19). En 1922 se descubrió en Egipto una estela sepulcral en Tell el-Yeduieh, del año 5 a. C. En ella se dice que una judía de la Diáspora, llamada Arsinoe, murió entre los dolores maternos al dar a luz a su hijo "primogénito." 7 Como se ve, el término "primogénito" no se dice por relación a otros hijos, sino por el sentido "legal" de la expresión.

Lo "fajó" y le acostó en un pesebre. Este debió de ser como los que se utilizan en las grutas de Belén. Unas piedras apiladas junto a la pared, y en cuyo recipiente se echa forraje para los terneros y ganados. Allí fue acostado el Hijo de Dios. El hecho de que ella misma lo faje y atienda podría incluso ser un índice, muchos lo piensan así, del milagroso parto virginal indoloro. Este hecho de fajarlo prepara el "signo" de la escena de los pastores. Pero el motivo que se da para recostarlo allí, es que "no había sitio para ellos en el mesón" Este "mesón" corresponde al actual tipo de "khan," un patio cuadrangular, a cielo descubierto; en el centro se deposita el bagaje, y en los cobertizos se acomodan los viajeros. Por eso es extraño que no hubiese sitio para ellos, ya que en Oriente la hospitalidad es sagrada, máxime para una mujer que acusaba los signos de próxima maternidad. Además no es creíble que todos los descendientes de David coincidiesen para empadronarse en aquellos mismos días, ya que el empadronamiento podía durar hasta más de dos años 8 . Ni sería improbable que hubiese familiares que le ofreciesen allí hospedaje. Ni es creíble (Gaechter) que María fuese rechazada de todas partes por impurificar "legalmente" todo lo que tocaba después que diese a luz. Por encima de todo esto está la ley natural de convivencia social, más que sagrada en Oriente, máxime ante el caso de parientes, en el momento de su maternidad. Hecho que no contaba en los alumbramientos en el hogar. Todo esto hace ver que el motivo es otro. Se piensa en la pobreza. Esta era una realidad, y con riqueza hubiesen obtenido un hospedaje adecuado. Por eso, la frase "no había lugar para ellos" debe de tener un valor enfático. Eran razones de pureza exquisita. María no podía evitar en su parto las asistencias que otras mujeres le iban a prestar. Y esto es lo que desea evitar. Si no es que sabía que su parto iba a ser virginal, por lo que esta reserva se imponía por un doble motivo (8) .

La localización del lugar del nacimiento de Cristo está arqueológicamente bien lograda. Ya habla de ella San Justino, nacido sobre el año 100 en Palestina, señalándola y llamándola "cueva". El emperador Adriano, para profanarlo, instaló un "bosquecillo" sacrílego. Y con ello vino a lograr la perpetuidad de su identificación (9) .

Cristo debió de nacer en la "noche," pues se ve relación entre el anuncio del ángel a los pastores y el nacimiento del Niño. En cuanto a la fecha, hay un error en el cálculo. El monje escita Dionisio el Exiguo (t 544), basándose en la "plenitud de los tiempos," que dice San Pablo de la venida de Cristo (Gal 3:19), dividió la cronología de la Historia universal en dos épocas: antes y después del nacimiento de Cristo. Y fijó éste en el año 754 de la fundación de Roma. Pero por Josefo se sabe que Herodes murió en la Pascua del año 750 10 . Y Cristo nació bajo Herodes. Es ya un error de unos cuatro años. Pero como, en la escena de los Magos, Herodes, teniendo en cuenta la fecha del nacimiento de Cristo, da orden de matar a todos los niños de dos años para abajo, y, sobre todo, no muestra señales de su grave y larga enfermedad que lo alejó de Jerusalén; habrá que suponer aún unos dos años antes o más. Por eso, la fecha del nacimiento de Cristo debe de estar entre el 747 y 749 de la fundación de Roma. Sobre unos seis años de la fecha actualmente fijada.

En Oriente se fijaba esta fecha el 20 de mayo, el 20 de abril o 17 de noviembre (Clemente R.). Pero llegó a prevalecer el 6 de enero la fiesta de las "Epifanías" (manifestaciones) del Señor: conmemoración de su nacimiento, Magos y el bautismo. Esto vino a ser bastante general en el siglo IV. Las iglesias de Occidente no conocían en un principio la fiesta de las "Epifanías," aunque se va introduciendo posteriormente. Pero en 336, en la Depositio Martyrum filocaliana, se cita la Navidad de Cristo en 25 de diciembre (VII Callan.). ¿Por qué Roma fijó esta fecha? Aún no se sabe.

Como hipótesis muy probable, dentro de la pedagogía de la Iglesia primitiva para desarraigar los restos paganos (11) , está que el 25 de diciembre se celebraba la fiesta pagana "Natalis Invicti," del Sol que nace. Son los cultos de Mitra, que tanto influjo tuvieron en aquella época. Así se sustituiría esta festividad pagana del Sol por la de Cristo, como "luz del mundo." En Roma, en ocasión parecida, para desarraigar las fiestas paganas robigalia, del 25 de abril, se sustituyó el cortejo que iba al puente Milvio por un cortejo cristiano que iba al Vaticano, para celebrar la misa en el sepulcro del Apóstol (12) .

Texto compilado por
José Gálvez Krüger
Directo de Studia Limensia
Para ACI Prensa y la Enciclopedia Católica

viernes, 25 de diciembre de 2009

REFLEXIÓN SOBRE LA NAVIDAD


La Navidad de los dos mil años de Cristo

1. "Llave de David, que abres las puertas del reino eterno, ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas".

La liturgia pone hoy en nuestros labios esta invocación, invitándonos a dirigir nuestra mirada a Cristo que nace para redimir a la humanidad. Ya nos encontramos a las puertas de la Navidad y se hace más intensa la imploración del pueblo que espera: "¡Ven, Señor Jesús!", ¡ven a liberar a "los cautivos que viven en las tinieblas"!

Nos disponemos a conmemorar el acontecimiento que ocupa el centro de la historia de la salvación: el nacimiento del Hijo de Dios, que vino a habitar entre nosotros para redimir a toda criatura humana con su muerte en cruz. En el misterio de la Navidad ya se halla presente el misterio pascual; en la noche de Belén vislumbramos ya la vigilia de Pascua. La luz que ilumina la cueva nos remite al resplandor de Cristo resucitado, que vence las tinieblas del sepulcro.

Este año, además, es una Navidad especial, la Navidad de los dos mil años de Cristo: un "cumpleaños" importante, que hemos celebrado con el Año jubilar, meditando en el acontecimiento extraordinario del Verbo eterno hecho hombre por nuestra salvación. Nos disponemos a revivir con fe renovada las inminentes festividades navideñas, para acoger en plenitud su mensaje espiritual.

2. En Navidad nuestro pensamiento vuelve naturalmente a Belén: "Pero tú -dice el profeta Miqueas-, Belén de Efratá, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel" (Mi 5, 1). Las palabras del evangelista san Mateo son un eco de las de Miqueas. A los Magos, que quieren saber del rey Herodes "dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer" (Mt 2, 2), los sumos sacerdotes y los escribas del pueblo les informan de lo que había escrito el antiguo profeta sobre Belén: "de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo, Israel" (Mt 2, 6).

La Iglesia de Oriente ora así en el oficio del órthros en la solemnidad de la Navidad: "Belén, prepárate; canta, ciudad de Sion; exulta, desierto que has atraído la alegría: la estrella avanza para señalar a Cristo que en Belén está a punto de nacer; una cueva acoge a Aquel a quien nada puede contener, y está preparado un pesebre para recibir a la vida eterna" (Stichirá idiómela, Anthologion).

3. Hacia Belén, en estos días, se vuelven los ojos de todos los creyentes. La representación del belén, que la tradición popular ha difundido por todos los rincones de la tierra, nos ayuda a reflexionar mejor en el mensaje que sigue irradiándose desde Belén para la humanidad entera. En una cueva miserable contemplamos a un Dios que por amor se hace niño. A quienes lo acogen les da la alegría, y a los pueblos la reconciliación y la paz. El gran jubileo, que estamos celebrando, nos invita a abrir el corazón a Aquel que nos abre "las puertas del reino eterno".

Prepararnos para recibirlo implica ante todo una actitud de oración intensa y confiada. Hacerle espacio en nuestro corazón exige un compromiso serio de convertirnos a su amor.

Es él quien libra de las tinieblas del mal, y nos pide que demos nuestra contribución concreta para que se realice su designio de salvación. El profeta Isaías lo describe con imágenes sugestivas: "Se hará la estepa un vergel, y el vergel será considerado como selva. Reposará en la estepa la equidad, y la justicia morará en el vergel; el producto de la justicia será la paz; el fruto de la equidad, una seguridad perpetua" (Is 32, 15-17).

Este es el don que debemos implorar con confianza en nuestra oración; este es el proyecto que estamos llamados a hacer nuestro con constante solicitud. En el mensaje que envié a los creyentes y a los hombres de buena voluntad para la próxima Jornada mundial de la paz, afirmé que "en el camino hacia un mejor acuerdo entre los pueblos son aún numerosos los desafíos que debe afrontar el mundo" (n. 18: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 15 de diciembre de 2000, p. 11) y por eso recordé que "todos tienen que sentir el deber moral de adoptar medidas concretas y apropiadas para promover la causa de la paz y la comprensión entre los hombres" (ib.).

Quiera Dios que la Navidad reavive en cada uno la voluntad de hacerse activo y valiente constructor de la civilización del amor. Sólo gracias a la aportación de todos la profecía de Miqueas y el anuncio que resonó en la noche de Belén producirán sus frutos y será posible vivir en plenitud la Navidad cristiana.

Catequesis del Papa Juan Pablo II

Audiencia General, Miércoles 20 de diciembre de 2000

Reflexionando sobre la Navidad - GANDHI


Normalmente la navidad se vive como un momento de encuentro, como una excusa para celebrar, o lo que es peor, para el consumismo. Tratando de rescatar su verdadera esencia, les dejo una reflexión de Mahatma Gandhi al respecto.


A pesar de que cantemos "Gloria a Dios en lo alto de los cielos y paz en la tierra.", hoy no hay en la tierra ni gloria a Dios ni paz. Hasta que el anhelo de paz no quede satisfecho y hasta que no hayamos librado nuestra civilización de la violencia, Cristo aún no ha nacido.
Entonces no pensaremos en Navidad solamente como un aniversario, sino también como en un acontecimiento que puede realizarse toda nuestra vida. Lo importante es vivir la vida que nunca se para, que continuamente marcha hacia la paz. Si, por tanto, deseamos a los demás "Felices Navidades" sin dar a estas palabras un sentido profundo, este deseo será una simple fórmula vacía. Los que no quieren la paz para todos los hombres, tampoco la quieren para sí mismos, ya que no es posible alcanzarla si, contemporáneamente, no existe por parte de todos el mismo intenso deseo de paz. Es posible, por cierto, sentir paz incluso en un ambiente de lucha, pero sólo a condición de sacrificarse y crucificarse para que desaparezcan las causas de los conflictos. Así que, como el nacimiento de Cristo es un acontecimiento, la cruz es también un acontecimiento en esta vida de lucha. Por esta razón, nosotros no tenemos derecho a pensar en la Navidad sin pensar en la muerte en cruz. Cristo vivo, significa cruz viva. Sin ella, la vida no es más que una muerte agitada.

Mahatma Gandhi


Fuente: http://www.upcndigital.org/articulo.php?accID=601
Volvamos a vivir el verdadero sentido de esta Fiesta, el Niño quiere nacer en el corazón del hombre.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Mi árbol de Navidad



Ha llegado la Navidad.
Momento de alegría, de encuentros, de repartir y recibir regalos. Momento de reunión alrededor del árbol de Navidad con sus luces encendidas, sus adornos y colgantes brillosos.
En mi árbol de Navidad he puesto muchas cosas que he estado buscando. Querría un árbol diferente. Algunas las encontré tiradas en el quincho de muchas casas, otras ya estaban en la basura, otras guardadas en cajas cerradas con cintas adhesivas, otras más en el patio porque nadie las querrían en sus casas.
Así compuse mi árbol de Navidad:
La Estrella principal está rellena por la Esperanza. Infelizmente nos falta a nosotros esta actitud. Si el hombre no tiene esperanza no puede seguir adelante, no puede luchar por días mejores, no puede enfrentar a las dificultades, como dicen "no puede pelearla".
El tronco del árbol es hecho de Servicio. Nos hemos olvidado que servir a los demás es la base para que vivamos en un mundo más acorde, más armonioso, porque el servicio rompe con el individualismo, rompe con el interés, rompe con la falta de caridad. El servicio nos hace más humano y he notado que lo que nos falta hoy a los humanos son gestos de humanidad. Pasamos a ser cosas, objetos de consumo.
Las ramas que salen del tronco me pareció bien que sean de Humildad. En la sociedad posmoderna el individualismo y la exigencia de "calificación" ha transformado al hombre en prepotente, el todopoderoso, el que se piensa lo mejor. La prepotencia nos aleja los unos de los otros; la arrogancia nos lleva por el camino de la ignorancia y de la exclusión. La humildad nos enseña que somos humanos.
Los adornos son muy diversos, pero tienen un mismo fin, por eso en algunos puse el brillo de la Alegría. No la alegría del momento, sino la alegría de saber que todavía podemos transformarnos y transformar la realidad. La alegría de saber que Dios camina con nosotros. La alegría de saber que somos hijos y que el Padre no nos defrauda. En otros adornos les puse el brillo de la Paz. No la paz llena de mentiras que la sociedad pregona, sino la paz verdadera. No podemos decir que tenemos paz si el hermano vecino tiene hambre, si mi prójimo todavía continúa necesitado. La paz interior se refleja en la paz exterior y si no hay paz exterior no puedo decir que estoy en paz (eso es individualismo e indiferencia).
Por fin, encontré la base para mi árbol de Navidad, no podría ser diferente, he encontrado el elemento justo, el AMOR. El amor es el fundamento para todo, es la base, el cimiento de nuestra vida cristiana y debería ser la base de la vida social. Sin el amor la vida es un competir, sin el amor el servicio es un esperar, sin el amor la alegría es efímera, sin el amor la cobardía, la inseguridad, la injusticia, el favoritismo, el soborno, la envidia y la desonestidad invaden los hogares del mundo. Sin el amor sólo se produce la guerra.
En la tarjeta que puse en el árbol escribí: "Querido Niño Jesús, te pido humildemente que esta Navidad sea diferente para todo el mundo. Toca en el corazón de cada persona para que se abra a Ti y que en el encuentro contigo se renueve la esperanza que ya estaba perdida, que cada uno encuentre el motivo para servir sin mirar a quien, el corazón de cada hombre se convierta humilde para que sepamos generar la solidaridad. Que el gesto de darnos las manos sucite la profunda alegría de saber que somos porque existimos en Ti; y que esta certeza de tu amor nos devuelva la paz que tanto anhelamos.
¡Gracias, Señor!
Que todos tengamos una Feliz Navidad.
P. Adelino

Poemas de Navidad


Navidad

F echa de gran alegría
E n el que se celebra
L a natividad del señor
I nmensa es nuestra
Z ona de recreación.

N ovena de aguinaldos
A rbol de navidad
V illancicos cantamos
I ntensamente y con amor
D ía a día ante el pesebre
A dorando al niño
D ios.

-0-
N ació el niño Cristo,
A ngeles y humanos cantemos Aleluya, que
V ibren nuestras voces con mucha emoción, se
I nicia un nuevo día de esperanza.
D ios ha enviado a su hijo con su gran
A mor. Bendice a tu prójimo y
D eja el egoísmo, y escucha al corazón.

- º -
N unca olvidaré esas vacaciones con mis
A migos y estar feliz con mi familia
V elar por los demás,
I nvitar al triste, solo y deprimido a
D espertar el espíritu navideño,
A compañado de mucha comida y
D iversión por todos lados, simplemente es estar felices.

-o-
N avidad, Navidad, qué alegría, siento yo en mi corazón, porque recuerdo aquel día cuando nació mi Señor.

A los pastores del campo un ángel les anunció: “No temáis, os traigo nuevas vuestro Mesías nació.”

V inieron sabios de Oriente guiados por una estrella, a adorar a Jesús Niño porque es Dios de cielo y tierra.

I nocente, dulce y puro es mi querido Jesús. Admirable, Consejero, el Príncipe de la luz.

D ame, Señor de tus fuerzas para amarte cada día y decir por todas partes que aquel Niño es el Mesías.

A quel Niño del pesebre más tarde fue despreciado, y colgado en una cruz allá en el Monte Calvario.

D ios único y Soberano ayúdame a serte fiel, para que al fin de esta vida tu rostro yo pueda ver.

9° Día de la Novena


Día 9. 24 de Diciembre

1.- Oración para comenzar
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos haz amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.
Padre Nuestro...

2.- Oración para la familia
Señor haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estas con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

3.- Oración a la Virgen
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de Navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.
Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.

4.- Oración a San José
Santísimo San José esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles, con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros. Amén.
Padre Nuestro...

5.-Meditación del día
Noveno día para avivar la ESPERANZA y el AMOR.
El amor y la esperanza siempre van de la mano junto con la fe. Por eso en su himno al amor nos muestra San pablo que el amor cree sin límites y espera sin límites”. 1Cor 13, 7.
Una fe viva, un amor sin límites y una esperanza firme son el incienso, el oro y la mirra que nos dan ánimo para vivir y coraje para no decaer.
Es gracias al amor que soñamos con altos ideales y es gracias a la esperanza que los alcanzamos.
El amor y la esperanza son las alas que nos elevan a la grandeza, a pesar de los obstáculos y los sinsabores.
Si amamos a Dios, nos amamos a nosotros mismos y amamos a los demás, podemos lograr lo que sugiere San Pedro en su primera carta: “estad siempre dispuestos a dar razón de vuestra esperanza. Con dulzura, respeto y con una buena conciencia”. 3, 15 – 16.
Si encendemos la llama de la esperanza y el fuego del amor, su luz radiante brillará en el nuevo año después de que se apaguen las luces de la navidad.

6.- Oración al niño Dios
Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro hermano.
Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estas tú y allí también es Navidad. Amén.
Gloria al Padre....

7.- Gozos
Oh sapiencia suma del Dios soberano que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino Infante ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Niño del pesebre nuestro Dios y Hermano, tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias siempre recordemos que nos has salvado.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Oh lumbre de oriente sol de eternos rayos que entre las tinieblas tú esplendor veamos, Niño tan precios, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Rey de las naciones Emmanuel preclaro de Israel anhelo pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño ven Dios humanado luce hermosa estrella, brota flor del campo.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados el gran compromiso del amor cristiano.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado, mi constante amigo mi divino hermano.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tú amor y tú paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Ven Salvador nuestro por quien suspiramos ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Mensaje para la Nochebuena (aporte para la liturgia)


No buscaré otro mensaje que no sea la liturgia misma. Por eso, queremos que cada uno de los que seguimos este blog medite y reflexione sobre el Misterio de la Navidad de Nuestro Señor Jesucristo desde el Salmo 95 y la Lectura del Profeta Isaías.
Para eso, estamos postando esta entrada con sonido, así les ayudamos también a preparar la celebración, cantando el Salmo.


Obs.: antes de pinchar para escucharlo, pinchá para pausar el sonido del bolg, en el costado derecho (en el mp4).

Para bajar el mp3 del Salmo 95, pinchá aquí:
http://cid-5ea4035216614a6c.skydrive.live.com/browse.aspx/.Public



Salmo Responsorial 95/1-3;11-13

Respuesta:
"Hoy nos ha nacido un Salvador
el Mesías, el Señor".


1) Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre.-
R

2) Proclamad día tras día su victoria,
contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.- R

3) Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque.-
R

4) Delante del Señor que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud.-
R

Isaías 9,1-6

El pueblo que caminaba en las tinieblas
ha visto una gran luz;
sobre los que habitaban en el país de la oscuridad
ha brillado una luz.
Tú has multiplicado la alegría,
has acrecentado el gozo;
ellos se regocijan en tu presencia,
como se goza en la cosecha,
como cuando reina la alegría
por el reparto del botín.
Porque el yugo que pesaba sobre él,
la barra sobre su espalda
y el palo de su carcelero,
todo eso lo has destrozado como en el día de Madián.
Porque las botas usadas en la refriega
y las túnicas manchadas de sangre,
serán presa de las llamas,
pasto del fuego.
Porque un niño nos ha nacido,
un hijo nos ha sido dado.
La soberanía reposa sobre sus hombros
y se le da por nombre:
«Consejero maravilloso, Dios fuerte,
Padre para siempre, Príncipe de la paz».
Su soberanía será grande,
y habrá una paz sin fin
para el trono de David
y para su reino;
él lo establecerá y lo sostendrá
por el derecho y la justicia,
desde ahora y para siempre.
El celo del Señor de los ejércitos hará todo esto.

Palabra de Dios.


Envíe frases navideñas por celular


Frases y deseos para enviar por celular en Noche Buena

- En estos días que todo es buena voluntad, amor, cariño, paz deseo que siempre podamos conservar esta esencia y siempre el amor entre nuestros corazones. Que tus deseos e ilusiones los consigas y vivas en paz y lleno de felicidad.

- Si estas fiestas ves a un señor vestido de rojo bajando por tu chimenea y te mete en un saco, no te asustes, este año he pedido que mi regalo seas tú.

- Hoy es tiempo de fiesta pero nunca olvides que para dar un abrazo o un presente no es necesario que sea un día especial.

- Los amigos son como las estrellas, no siempre hablas con ellas pero tú sabes que siempre están allí.

- Si vagas por el mundo buscando el espíritu de la Navidad, no lo verás. La Navidad se ve con el corazón.

- Recuerdo que en mi Infancia lo mejor de la Navidad era escoger con cuál de todos mis regalos me dormía… Este año ¡ERES MI REGALO FAVORITO!

- Que en estas fiestas, la magia sea tu mejor traje, tu sonrisa el mejor regalo, tus ojos el mejor destino, y tu felicidad mi mejor deseo.

- La magia de la navidad es la magia de las personas… como tú qué haces que un año se pase volando…

Antífonas Mayores - Oh Emanuel


23 diciembre
Malaquías 3,1-4.23-24; Lucas 1,57-66

Oh Emmanuel,
Rey y legislador nuestro,
esperanza de las naciones
y salvador de los pueblos:
ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.



Emmanuel, Dios-con-nosotros,

el nombre que ya se anunciaba desde Isaías (7,14).

EL que más expresivamente nos muestra el plan de cercanía

y de presencia salvadora de Dios. A la vez hay otros títulos mesiánicos:

rey, legislador, esperanza, salvador, Señor, Dios nuestro.

Por eso colma de confianza en este Adviento

a todos los creyentes. Ante la inminente Navidad,

se hace más urgente nuestra súplica: ven a salvarnos.

8º Día de la Novena


Diciembre 23 – Día 8

1.- Oración para comenzar
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tú hijo la mejor prenda de tú amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.
Padre Nuestro

2.- Oración para la familia
Señor has de nuestro hogar un sitio de tú amor. Que no haya injuria porque tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque tú nos alientas. Que no haya rencor porque tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque tú estas con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tú diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

3.- Oración a la Virgen
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos reúne alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.
Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.

4.- Oración a San José
Santísimo San José esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles, con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros. Amén.
Padre Nuestro

5.- Meditación del día
Octavo día para afianzar la FE.
Una fe que es firme cuando nace una relación amistosa con el Señor.
Una fe que es autentica está confirmada con las buenas obras, de modo que la religión no sea sólo de rezos, ritos y tradiciones.
Necesitamos cultivar la fe con la Biblia, la oración y la práctica religiosa porque la fe es nuestro mejor apoyo en la crisis.
Necesitamos una fe grande en nosotros mismos, en Dios y en los demás. Una fe sin vacilaciones como lo quería Jesús: Marcos 11. 23.
Una fe que ilumina el amor con la fuerza de la confianza, ya que “el amor todo lo cree”. 1Cor 13, 7.
La FE es la fuerza de la vida y sin ella andamos a la deriva. Razón tenía Publio siro al decir: el que ha perdido la fe, ya no tiene más que perder.
¡Que bueno que cuidemos nuestra fe como se cuida un tesoro!
¡Que bueno que nos puedan saludar como a la Virgen!: “Dichosa tu que haz creído”. Lc 1, 45.

6.- Oración al niño Dios
Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro hermano.
Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estas tú y allí también es navidad. Amén.
Gloria al Padre

7.- Gozos
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Oh sapiencia suma del Dios soberano que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino infante ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Niño del pesebre nuestro Dios y Hermano, tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias siempre recordemos que nos has salvado.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Oh lumbre de oriente sol de eternos rayos que entre las tinieblas tú esplendor veamos, Niño tan precios, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tús dulces labios.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Rey de las naciones Emmanuel preclaro de Israel anhelo pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño ven Dios humanado luce hermosa estrella, brota flor del campo.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados el gran compromiso del amor cristiano.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado, mi constante amigo mi divino hermano.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tús plantas bese ya tús manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- has de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tú amor y tú paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Ven salvador nuestro por quien suspiramos ven a nuestras almas ven no tardes tanto

martes, 22 de diciembre de 2009

Antífonas Mayores - Oh Rey


DÍA 22 DE DICIEMBRE

OH REY
de las naciones
y deseado de los pueblos,
Piedra angular de la Iglesia,
que haces de los dos pueblos uno solo,
ven y salva al hombre
que formaste del barro de la tierra


Todas las naciones quisieran integrarse, no en un imperio dominador y unificador, sino en una organización unitaria, pero respetuosa, que se construya desde la solidaridad y la subsidiariedad. Las Naciones Unidas no han llegado todavía a satisfacer las aspiraciones y necesidades de los pueblos. Vivimos en un mundo roto, desgarrado por fuerzas muy diversas. Existen bloques antagónicos, naciones prepotentes, abismos entre unos pueblos y otros. Hay por todas partes guerras y conflictos, tensiones totalitarias y luchas tribales. No se llega a la unidad verdadera, ni siquiera dentro mismo de un Estado, esa unidad que respete la justa autonomía y la necesaria solidaridad, que favorezca la rica diversidad sin llegar a la desintegración.

Miramos con emoción a ese Rey y Deseado de las naciones, que hace de dos pueblos uno solo; que es capaz de destruir todos los muros y murallas que separan y aíslan a los pueblos; que consigue hacer que se entiendan y hablen la misma lengua los antiguos constructores de torres babilónicas. No sólo hace de dos pueblos uno, sino que es capaz de unificar a todos los pueblos; pero una unidad que no mata la diferencia, una unidad armoniosa, pluriforme y liberadora.

Es capaz de hacer de todos los pueblos y razas una sola familia, en la que todos se sientan como hermanos verdaderos.

Como anticipo de esta realidad, como maqueta de este ambicioso proyecto, como semilla del mundo deseado, este Deseado construyó un edificio precioso, pequeño pero emblemático, del que él mismo es la Piedra angular. Lo llamamos Iglesia, pueblo de Dios, familia integrada por miembros distintos y distantes pero que se sienten misteriosamente unidos por un mismo aliento espiritual.

Animados por estas realidades,
aunque no llegan a ser todavía perfectas,
imploramos tu venida,
oh gran Deseado,
para que nos enseñes los caminos de la unidad.
Ven, Piedra angular,
a unir más fuertemente a tu Iglesia
y reparar las brechas que se han producido a lo largo del tiempo. Ven, Rey de Reyes,
a coser nuestro mundo roto
con los hilos del diálogo y de la solidaridad.
Ven a salvar al hombre quebradizo,
hecho de barro de la tierra
pero capacitado para convertirse en piedra preciosa
o en recipiente de tu espíritu de amor.

7º Día de la Novena


Diciembre 22 – Día 7


1.- Oración para comenzar
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tú hijo la mejor prenda de tú amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.
Padre Nuestro

2.- Oración para la familia
Señor has de nuestro hogar un sitio de tú amor. Que no haya injuria porque tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque tú nos alientas. Que no haya rencor porque tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque tú estas con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tú diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

3.- Oración a la Virgen
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos reúne alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.
Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.

4.- Oración a San José
Santísimo San José esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles, con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros. Amén.
Padre Nuestro

5.- Meditación del día
Séptimo día para crecer en GENEROSIDAD.
Es la capacidad de dar con desinterés donde al amor le gana la carrera al egoísmo.
Es en la entrega generosa de nosotros mismos donde se muestra la profundidad de un amor que no se agota en las palabras.
Y eso es lo que celebramos en la navidad: el gesto sin par de un Dios que se da a sí mismo. Lo destaca San pablo: “soberbia también en la generosidad... pues conocéis la generosidad de Nuestro Señor Jesucristo el cual siendo rico, por vosotros se hizo pobre para que os enriquecierais con su pobreza”.
Es un pasaje bíblico en que el apóstol invita a los corintios a compartir sus bienes con los necesitados. 2Cor 8, 7 – 15.
Sabemos amar cuando sabemos compartir, sabemos amar cuando damos lo mejor de nosotros mismos en lugar de dar sólo cosas.
Tomemos pues, la mejor decisión: dar cariño, afecto, ternura y perdón; dar tiempo y dar alegría y esperanza.
Son los aguinaldos que más valen y no cuestan dinero.
Demos amor, como decía San Juan de la Cruz: donde no hay amor pon amor, y sacarás amor.

6.- Oración al niño Dios
Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro hermano.
Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estas tú y allí también es navidad. Amén.
Gloria al Padre

7.- Gozos
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Oh sapiencia suma del Dios soberano que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino infante ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Niño del pesebre nuestro Dios y Hermano, tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias siempre recordemos que nos has salvado.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Oh lumbre de oriente sol de eternos rayos que entre las tinieblas tú esplendor veamos, Niño tan precios, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tús dulces labios.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Rey de las naciones Emmanuel preclaro de Israel anhelo pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño ven Dios humanado luce hermosa estrella, brota flor del campo.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados el gran compromiso del amor cristiano.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado, mi constante amigo mi divino hermano.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tús plantas bese ya tús manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- has de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tú amor y tú paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
- Ven salvador nuestro por quien suspiramos ven a nuestras almas ven no tardes tanto.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Antífonas Mayores - Oh Sol


DÍA 21 DE DICIEMBRE

OH SOL,
que naces de lo alto,
Resplandor de la luz eterna,
Sol de justicia,
ven ahora a iluminar
a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte


Muchos pueblos primitivos adoraban al sol, como padre de vida y fuente de energía. Muchos romanos, no tan primitivos, celebraban a finales de diciembre, cuando los días empiezan a ser más largos, el nacimiento del sol invicto, siempre triunfador del frío y las tinieblas. Nosotros mismos admiramos la fuerza y la belleza del sol, que tanto se necesita. Pero hoy necesitamos otros dioses solares. Hoy necesitamos otras fuentes, más poderosas que nuestro sol, de luz y energía. A pesar de este sol espléndido, a pesar de toda nuestra iluminación artificial y de nuestras cómodas calefacciones, el mundo sigue en tinieblas y el mundo muere de frío.

La energía del espíritu es mucho más necesaria y mucho más poderosa que el sol y que todas nuestras centrales nucleares. De estas energías espirituales son de las que el mundo está más necesitado. La fe es, por ejemplo, una energía espiritual que mueve montañas y hace milagros, una luz capaz de disipar todas las tinieblas de la noche. Y el amor, sobre todo el amor, es el verdadero sol de la tierra, es la hoguera que todo lo enciende, todo lo enardece, todo lo anima, todo lo alegra, todo lo vivifica.

Echamos de menos -¡qué tristeza!- la fuerza de este sol en tantas regiones de nuestros espíritus. Nos envuelven las tinieblas del odio, de la insolidaridad, de la división. Nos enfrían cada vez más los vientos helados de la violencia y el resentimiento.

El amor es también la vitamina más completa para alimentar nuestra vida. Hoy padecemos un formidable debilitamiento anímico, por falta de esta vitamina, y nos encontramos en situaciones agónicas.

Desde nuestra noche y nuestro frío,
desde nuestro debilitamiento vital,
te pedimos, oh Sol resplandeciente,
que vengas a iluminarnos y llenarnos de vida.
Tú eres llama viva,
desprendida de esa hoguera infinita que es Dios;
tú resplandeces con esa gloria bondadosa de la luz eterna;
tú estás cargado con la energía inmensa del Amor vivificante.

Ven a disipar las tinieblas de nuestra noche
y a calentar el frío de nuestro invierno;
ven a poner un poco de tu fuego en la tierra;
ven a rescatarnos de nuestras agonías y nuestras muertes.
Oh Sol-Amor, ven.