A la Virgen
Reina nuestra, ínclita Madre de Dios,
henos a tus pies.
Haz que nuestros corazones rebosen de gracia divina
y brillen en sabiduría celestial.
Fortalécelos con tu fuerza.
Enriquécelos de virtudes.
Derrama sobre nosotros
el don de la misericordia
así obtendremos el perdón
de nuestros pecados.
Ayúdanos a vivir de tal manera
que merezcamos
las bienaventuranzas del cielo.
Nos conceda cuanto Te pedimos,
Jesucristo, tu hijo,
que te ha ensalzado
sobre ángeles y santos,
te ha coronado como Reina
Y te hay colocado eternamente
en fúlgido trono.
A El honor y gloria
por los siglos.
Amén.
viernes, 3 de junio de 2011
ORACIÓN DE SAN ANTONIO A MARÍA
jueves, 2 de junio de 2011
LETANÍAS DE SAN ANTONIO DE PADUA
Santa María - ruega por nosotros.
San Francisco,
San Antonio de Padua gloria de la orden de frailes menores,
Mártir en el deseo de morir por Cristo,
Columna de la Iglesia,
Digno sacerdote de Dios,
Predicador apostólico,
Maestro de la verdad,
Vencedor de herejes,
Auxilio de los necesitados,
Guía de los extraviados,
Restaurador de las cosas perdidas,
Intercesor escogido,
Constante obrador de milagros,
Sé propicio, perdónanos, Señor,
Sé propicio, escúchanos, Señor,
De todo mal, líbranos, Señor,
De todo pecado,
De todo peligro de alma y cuerpo,
De los lazos del demonio,
De la peste, hambre y guerra,
De la muerte eterna,
Por los méritos de San Antonio,
Por su celo en la conversión de los pecadores,
Por su deseo de la corona del martirio,
Por sus fatigas y trabajos,
Por su predicación y doctrina,
Por sus lagrimas de penitencia,
Por sus numerosos prodigios,
En el día del juicio, Nosotros pecadores - te rogamos, óyenos
Que nos guíes por caminos de verdadera penitencia,
Que nos concedas paciencia en los sufrimientos,
Que nos asistas en las necesidades,
Que oigas nuestras oraciones y peticiones,
Que enciendas en nosotros el fuego de tu amor,
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo - perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo - escúchanos, Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo - ten piedad de nosotros
Cristo - óyenos.
Cristo - escúchanos.
V. Ruega por nosotros oh bienaventurado San Antonio,
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oremos:
Dios Todopoderoso y eterno, Glorificaste a tu fiel confesor Antonio con el don constante de hacer milagros. Concédenos que cuanto pedimos confiadamente por sus méritos estemos ciertos de recibirlo por su intercesión. Te lo pedimos en nombre de Jesús, el Señor.
miércoles, 1 de junio de 2011
BIOGRAFÍA DE SAN ANTONIO DE PADUA
BIBLIOGRAFÍA
Butler, Vida de los Santos.
Salesman, P. Eliécer, Vidas de los Santos.
Sgarbossa, Mario y Luigi Giovannini - Un Santo Para Cada Día
LETANÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Señor, misericordia.
Jesucristo, misericordia.
Señor, misericordia.
Jesucristo, óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, Ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Santísima Trinidad un solo Dios,
Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre, Ten piedad de nosotros
Corazón de Jesús, Formado por el Espíritu Santo en el Seno de María
Corazón de Jesús, unido sustancialmente al Verbo,
Corazón de Jesús, de Majestad infinita
Corazón de Jesús, santo Templo de Dios
Corazón de Jesús, Tabernáculo del Altísimo
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del Cielo
Corazón de Jesús, horno de encendido amor
Corazón de Jesús, receptáculo de la justicia y amor
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes
Corazón de Jesús, dignísimo de toda alabanza
Corazón de Jesús, Rey y centro de toda alabanza
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros de sabiduría y ciencia
Corazón de Jesús, en quien habita la plenitud de la Divinidad
Corazón de Jesús, en quien el Padre se ha complacido
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido
Corazón de Jesús deseo de los collados eternos
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia
Corazón de Jesús, rico para todos los que lo invocan
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad
Corazón de Jesús, propiciación de nuestros pecados
Corazón de Jesús, saturado de oprobios
Corazón de Jesús, oprimido por nuestras maldades
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte
Corazón de Jesús, traspasado por la lanza
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo,
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores
Corazón de Jesús, salvación de los que esperan en Ti
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
Ten misericordia de nosotros.
Oración:
martes, 31 de mayo de 2011
UN MES EN PRESENCIA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
PEDILE UN NOVIO A SAN ANTONIO
Acompáñenos haciendo la novena a San Antonio de Padua
domingo, 29 de mayo de 2011
DONES Y FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO
¿Cuántos y cuáles son los Dones del Espíritu Santo?
El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que, al hablar de "dones" se refiere a aquellos "regalos" que nos da el Espíritu Santo para ayudarnos a vivir en gracia de Dios.
La vida del cristiano es una existencia espiritual, una vida animada y guiada por el Espíritu hacia la santidad o perfección de la caridad. Gracias al Espíritu Santo y guiado por Él, el cristiano tiene la fuerza necesaria para luchar contra todo lo que se opone a la voluntad de Dios.
Para que el cristiano pueda luchar, el Espíritu Santo le regala sus siete Dones, que son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu.
1. Sabiduría: Nos hace comprender la maravilla insondable de Dios y nos impulsa a buscarle sobre todas las cosas y en medio de nuestro trabajo y de nuestras obligaciones. Sabiduría es ver sabiamente las cosas, no sólo con la inteligencia sino también con el corazón, tratando de ver las cosas como Dios las ve y comunicándolas de tal manera que los demás perciban que Dios actúa en nosotros: en lo que pensamos, decimos y hacemos.
2. Inteligencia o Entendimiento: Con este Don nos permite conocer y comprender las cosas de Dios, la manera cómo actúa Jesucristo, descubrir inteligentemente, sobre todo en el Evangelio, que su manera de ser y actuar es diferente al modo de ser de la sociedad actual. El Don de la Inteligencia nos descubre con mayor claridad las riquezas de la fe; es una luz especial que puede llegar a todas las personas y muchas veces tiene sus frutos en los niños y en la gente más sencilla.
3. Consejo: Nos señala los caminos de la santidad, el querer de Dios en nuestra vida diaria, nos anima a seguir la solución que más concuerda con la gloria de Dios y el bien de los demás. Nos ayuda a discernir y decidir a la luz de la voluntad de Dios. El Don de Consejo nos ayuda a enfrentar mejor los momentos duros y difíciles de la vida, al mismo tiempo que nos da la capacidad de aconsejar, inspirados en el Espíritu Santo, a quienes nos piden ayuda, a quienes necesitan palabras de aliento y vida.
4. Fortaleza: Este Don concede al fiel ayuda en la perseverancia, es una fuerza sobrenatural que nos alienta continuamente y nos ayuda a superar las dificultades que sin duda encontraremos en nuestro caminar hacia Dios. El ejemplo de Jesucristo, su pasión y su muerte, debe ser para nosotros un auténtico testimonio de fortaleza que nos ha de llevar a superar nuestra debilidad humana.
5. Ciencia: Es el Don del Espíritu Santo que nos permite acceder al conocimiento, a descubrir la presencia de Dios en el mundo, en la vida, en la naturaleza, en el día, en la noche, en el mar, en la montaña. El Don de Ciencia nos lleva a juzgar con rectitud las cosas creadas y a mantener nuestro corazón en Dios y en lo creado, en la medida en que nos lleve a Él.
6. Piedad: El corazón del cristiano no debe ser ni frío ni indiferente. El calor en la fe y el cumplimiento del bien es el Don de la Piedad, que el Espíritu Santo derrama en nuestras almas, permitiéndonos acercarnos confiadamente a Dios, hablarle con sencillez, abrir nuestro corazón de hijo a un Padre Bueno del cual sabemos que nos quiere y nos perdona.
7. Temor de Dios: Nos induce a evitar el pecado porque ofende a Dios. Cuando se descubre el amor de Dios lo único que deseamos es hacer su voluntad y sentimos temor de ir por otros caminos. En este sentido existe temor de fallarle y causarle pena al Señor, no se trata de ninguna manera, de tenerle miedo a Dios, sino más bien de sentirse amado por Él y corresponderle. Con este Don tenemos la fuerza para vencer los miedos y aferrarnos al gran amor que Dios nos tiene.
¿Qué son los Frutos del Espíritu Santo?
Cuando se ejercita la práctica de las virtudes, se adquiere facilidad para vivirlas. Se hace con gusto lo que antes se hacía con sacrificio. A las virtudes le ocurre lo mismo que a los árboles: los frutos, cuando están maduros, ya no son agrios, sino dulces y de agradable sabor; lo mismo loa actos de las virtudes, cuando han llegado a su madurez, se hacen con agrado y se les encuentra un gusto delicioso. Estos actos de virtud se llaman frutos del Espíritu Santo. Cuanto más santa es una persona, más cerca está de la felicidad. A quienes tienen la alegría del Espíritu Santo todo se lo hace fácil.
Los "frutos" son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce.
Los frutos de caridad, de gozo y de paz.
Los tres primeros frutos del Espíritu Santo son la caridad, el gozo espiritual y la paz.
Caridad: El acto de amor de Dios y del prójimo.
Gozo espiritual: El que nace del amor divino y bien de nuestro prójimos.
Paz: Una tranquilidad de ánimo, que perfecciona este gozo.
Estos tres frutos están unidos y se derivan naturalmente uno del otro. La caridad o el amor ferviente nos da la posesión de Dios; el gozo nace de esa posesión de Dios, que no es otra cosa que el contento que se encuentra en el goce del bien poseído. La paz mantiene al alma en la posesión de la alegría contra todo lo que es opuesto.
La caridad es el primero entre los frutos del Espíritu Santo, porque es el que más nos acerca a la verdadera y eterna felicidad y el que nos da un goce más sólido y una paz más profunda.
Los frutos de paciencia y mansedumbre.
Paciencia: Sufrimiento sin inquietud frente a la adversidad; moderar los excesos de tristeza.
Mansedumbre: Refrenar la ira y tener dulzura en el trato.
Los frutos anteriores disponen a la persona a la paciencia, mansedumbre y moderación. Es propio de la virtud de la paciencia moderar los excesos de la tristeza, y de la virtud de la mansedumbre moderar los arrebatos de cólera.
La paciencia ve con alegría todo aquello que puede causar tristeza y cuando la paz está bien asentada en el corazón, no le cuesta a la mansedumbre reprimir los movimientos de cólera.
Los frutos de bondad y benignidad.
Bondad: Dulzura y rectitud del ánimo; inclinación que lleva a ocuparse de los demás y a que participen de lo que uno tiene.
Benignidad: Ser suave y liberal, sin afectación ni desabrimiento. Manejar a los demás con gusto, cordialmente, con alegría.
Estos dos frutos miran al bien del prójimo. La bondad y la inclinación que lleva a ocuparse de los demás y a que participen de lo que uno tiene. No tenemos en nuestro idioma la palabra que exprese propiamente el significado de benígnitas y la palabra benignidad, se usa únicamente para, significar dulzura; y esta clase de dulzura consiste en tratar a los demás con gusto, cordialmente, con alegría.
El fruto de longanimidad.
Longanimidad o Perseverancia: Firmeza del ánimo en sufrir, esperando los bienes eternos. Impide el aburrimiento o la pena que provienen del deseo del bien que se espera o de la lentitud y duración del bien que se hace, o del mal que se sufre y no de la grandeza de la cosa misma o de las demás circunstancias.
El fruto de la fe.
Fe: Exacta fidelidad en cumplir lo prometido.
La fe como fruto del Espíritu Santo, es cierta facilidad para aceptar todo lo que hay que creer, firmeza para afianzarnos en ello y seguridad de la verdad que creemos
Algunos entienden por la palabra fides, la fidelidad, la constancia en mantener las promesas hechas; otros, la facilidad para creer todo lo que se refiere a las cosas humanas, sin, dejarse llevar por desconfianzas mal fundadas, por sospechas y juicios temerarios.
Los frutos de modestia, de templanza y de castidad.
Modestia: La que modera y regula en el hombre sus acciones, palabras, sus gestos.
Templanza o Continencia: La que modera los deleites de los sentidos.
Castidad: La que refrena los deleites impuros.
La modestia es bastante conocida como virtud. Regula los movimientos del cuerpo, los gestos y las palabras.
Las virtudes de templanza y castidad atañen a los placeres del cuerpo, sublimando los actos ilícitos. La templanza refrena la desordenada afición de comer y de beber, impidiendo los excesos que pudieran cometerse; la castidad regula el uso de los placeres de la carne.
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Mens. 9-7-87
"Quiero la conversión de los hijos a Dios y la consagración a Mi Corazón de Madre".