Madre, una gracia te pido, 
que me sanes en cuerpo y alma.

sábado, 1 de agosto de 2009

Comentando el Evangelio del Domingo 18

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,24-35)
Lo primero que tenemos que pensar es que el evangelio de este domingo continúa la narración del comingo pasado, dónde Jesús multiplica los panes. Además, si vamos al domingo anterior( el 16)Jesús ve que esta gente está como oveja sin pastor y siente compasión de la muchedumbre.
Después de la multiplicación de los panes, querían hacer de Jesús Rey. Pero, ¿rey para qué? Como rey, Jesús podría dar pan para que no falte el alimento, como rey Jesús podría hacer la justicia, o sea sacar de los ricos y dar a los pobres. ¿Será que era eso? Jesús que conoce al corazón del hombre, al percibir tal deseo, se va con sus discípulos. La gente va atrás de ellos y aquí nos deparamos con la actitud de Jesús, ya no siente compasión, sino que los advierte y les muestra la realidad.
Jesús no querría ser rey en el sentido que ellos lo querían que fuese, sino que deseaba reinar en el corazón de cada uno. Ya había predicado, ya había hechos sanaciones, ahora multiplica los panes. Ellos íban al encuentro de Jesús por el pan, no porque reconocían en él el Mesías, no porque ahora creían y confiaban en Jesús como el Señor de la historia.
Busquen pues el alimento que no es perecedero, es la respuesta de Jesús. Nos hace recordar un dicho popular: "pan para hoy, hambre para mañana". Infelizmente pensamos solo en el hoy. Hoy necesito de Jesús, voy a su encuentro, necesito de milagros, voy a su encuentro... Y ¿cuándo Jesús reinará en nuestro corazón?

Pbro. Adelino

jueves, 30 de julio de 2009

Entre tus manos

MENSAJE DEL DÍA

Si un rey quisiera apoderarse de la ciudad de sus enemigos, comenzaría por cortar el agua y los víveres de este lugar, los enemigos, muertos de hambre, se le someterían. Lo mismo ocurre con las pasiones de la carne: si uno vive en ayuno y vigilia, los enemigos de su alma se debilitan.
(Abba Juan Colobos)




miércoles, 29 de julio de 2009

BENDICIÓN DE JESÚS MISERICORDIOSO

SEÑOR, MÍRAME.

LA CORONACIÓN

La oración nos lleva al amor


LA IGLESIA COMO COMUNIDAD DE AMOR ESTÁ LLAMADA A REFLEJAR LA GLORIA DEL AMOR DE DIOS QUE, ES COMUNIÓN, Y ASÍ ATRER A LAS PERSONAS Y A LOS PUEBLOS HACIA CRISTO.
Dom. Aparecida 159

Evangelio del Domingo 18



Lectura del santo evangelio según san Juan (6,24-35):

En aquel tiempo, al no ver allí a Jesús ni a sus discípulos, la gente subió a las barcas y se dirigió en busca suya a Cafarnaún. Al llegar a la otra orilla del lago, encontraron a Jesús y le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo has venido aquí?” Jesús les dijo: “Os aseguro que vosotros no me buscáis porque hayáis visto las señales milagrosas, sino porque habéis comido hasta hartaros. No trabajéis por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y os da vida eterna. Ésta es la comida que os dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él.” Le preguntaron: “¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios?” Jesús les contestó: “La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado.” “¿Y qué señal puedes darnos –le preguntaron– para que, al verla, te creamos? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: ‘Dios les dio a comer pan del cielo.’” Jesús les contestó: “Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo. ¡Mi Padre es quien os da el verdadero pan del cielo! Porque el pan que Dios da es aquel que ha bajado del cielo y da vida al mundo.” Ellos le pidieron: “Señor, danos siempre ese pan.” Y Jesús les dijo: “Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed.”