Si un rey quisiera apoderarse de la ciudad de sus enemigos, comenzaría por cortar el agua y los víveres de este lugar, los enemigos, muertos de hambre, se le someterían. Lo mismo ocurre con las pasiones de la carne: si uno vive en ayuno y vigilia, los enemigos de su alma se debilitan.
(Abba Juan Colobos)
jueves, 30 de julio de 2009
MENSAJE DEL DÍA
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