Madre, una gracia te pido, 
que me sanes en cuerpo y alma.

jueves, 19 de mayo de 2011

LOS LAICOS SOMOS IGLESIA (Parte II)

Actualmente, uno de los movimientos de renovación interna de la Iglesia en Alemania, que cuenta con el apoyo de algunas administraciones diocesanas, pretende llevar a cabo un proceso de diálogo con las Iglesias de Asia que, por su parte, asumieron el modelo de las pequeñas comunidades cristianas de algunas diócesis de Sudáfrica. Como estas Iglesias asiáticas aprendieron a renovar la experiencia cristiana dentro de pequeñas comunidades, estamos esperando que tambien la Iglesia alemana pueda aprender del camino de las comunidades cristianas del sur del planeta. El lema que se prestó desde la Asia, pareciera aludir al tema de este número de “Alternativas”: “Un nuevo modo de ser Iglesia.”(10 ) Las comunidades laicales dieron (y dan) vida a la Iglesia Católica en África y en Asia, superando el clásico modelo de misión, basado en la acción solitaria de algunos misioneros sacerdotes y religiosos, y convirtiendo la Iglesia en una comunidad de pequeñas comunidades cristianas (11). Mientras durante más de treinta años las CEBs y el “gospel-sharing” (compartir el evangelio) al estilo surafricano (12) no tuvieron mucha repercusión en la pastoral alemana, porque se argumentaba que las experiencias de países pobres no se podían repetir bajo la realidad de un país del primer mundo, ahora, bajo la presión de una crisis eclesial y religiosa cada vez más profunda, se empieza a reconocer que las comunidades cristianas no solamente viven bajo las condiciones de pobreza, sino también dentro de los contextos casi primermundistas de algunos países de Asia, como Singapur (13).

Por esto, también en Alemania tratamos de establecer condiciones eclesiales que facilitan el nacimiento y la vida de pequeñas comunidades cristianas convencidas de que sus miembros, como laicos, son la Iglesia. Son la Iglesia a través de su pertenencia a la comunidad. Este es un parádigma nuevo en Alemania, ya que estábamos acostumbrados a que alguien era cristiano y además podía pertenecer a algún grupo. El nuevo modo de ser Iglesia consiste en que la persona bautizada es cristiana por bautismo y es la Iglesia porque pertenece a la comunidad. Al lector latinoamericano este nuevo parádigma quizás no le parezca mucha novedad, porque las CEBs propagaron este nuevo modo de ser Iglesia desde los años de Medellín. Pero es interesante ver que también en el norte del globo la Iglesia empieza a ver que no se puede cerrar frente a la experiencia de las comunidades cristianas vivas. Son estas comunidades, en América Latina y el resto del mundo, las que realizan el modo de ser Iglesia previsto por el Concilio Vaticano II, al enseñar que la Iglesia es el Pueblo de Dios, y por tanto, una Iglesia de los laicos.

El concilio va más allá aún, siguiendo un argumento profético cuyo importancia recién empieza a vislumbrarse cuarenta años después. No solamente los bautizados - laicos y ordenados - formamos la Iglesia, “todos los hombres [y todas la mujeres] son llamados a formar parte del Pueblo de Dios” (LG 13), aún “los que todavía no recibieron el Evangelio, están ordenados al Pueblo de Dios” (LG 16). En los años sesenta, los padres del concilio esperaban con estas palabras describir su esperanza de una mayor apertura de la Iglesia frente a todas las personas “de buena voluntad” (GS 22) que buscaban el bien común de la humanidad, con quienes se sentían muy unidos. Cuarenta años después estas palabras denotan la realidad que los cristianos a menudo colaboran estrechamente con personas que no pertenecen a ninguna Iglesia cristiana, niegan toda fe religiosa o pertenecen a otras religiones. Si todas las personas son llamadas por Dios, y aún los no bautizados están orientados hacia el Pueblo de Dios, la Iglesia no puede limitarse a ser una asociación de personas registradas, sino es una comunidad viva de límites abiertos que acoge aún a los que no quieren pertenecer a ella.

El “nuevo modo de ser Iglesia” incluye esta experiencia. Aloysio Pieris cuenta de las pequeñas comunidades que ya dejaron de ser exclusivamente “cristianas”. Las llama “Basic Human Communities” - comunidades humanas de base (14). Estas comunidades reúnen personas que representan la realidad interreligiosa de muchos países asiáticos: hindúes, budistas, musulmanes, cristianos y también personas no religiosas. El diálogo interreligioso no es su objetivo primario, sino tratan de entender y cambiar su propia realidad desde la sabiduría de sus tradiciones religiosas. Desde la perspectiva del concilio, estas comunidades son la Iglesia, porque aún sus miembros no cristianos son llamados y orientados a la Iglesia, y por tanto, ya pertenecen, de alguna manera, a ella.

Notas
(10) El lema de la 2da Asamblea General de los equipos AsIPA (Método integral de la pastoral en Asia) en el año 2000 era: “A New Way of Being Church in the New Millennium” (Un nuevo camino de ser Iglesia en el nuevo milenio). En inglés, es bello que se use el término bíblico “camino” (cf. He 22,4) para un proceso renovador en la Iglesia. Cf. http://www.fabc.org/offices/olaity/asipa.html

(11) Gregor von Fürstenberg, Norbert Nagler, Klaus Vellguth (ed.): Zukunftsfähige Gemeinde. Ein Werkbuch mit Impulsen aus den jungen Kirchen, München: Don Bosco 2003, Klaus Vellguth: Eine neue Art, Kirche zu sein. Entstehung und Verbreitung der Kleinen Christlichen Gemeinschaften und des Bibel-Teilens in Afrika und Asien, Freiburg: Herder 2005.

(12) Oswald Hirmer, Georg Steins: Gemeinschaft im Wort. Werkbuch zum Bibel-Teilen, München 1999.

(13) Bernhard Spielberg: Wo lebt die Kirche? Antworten aus Asien auf eine drängende Frage, in: Lebendige Seelsorge 56 (2005) 4, 235-240.

(14) Aloysius Pieris: Feuer und Wasser. Frau, Gesellschaft, Spiritualität in Buddhismus und Christentum, Freiburg/Basel/Wien: Herder 1994, 115-124.

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