El tiempo de cuaresma es parte del Ciclo Pascual, así como el tiempo de adviento es parte del Ciclo de Navidad. La liturgia se divide en tres ciclos (Año A, Año B y Año C). En los tres años del Ciclo Dominical, los dos primeros domingos del ciclo pascual (1° y 2° domingos de Cuaresma) evocan la tentación de Jesús en el desierto y su glorificación en el monte Tabor. Son temas que presetan a Jesús como aquel que vence al mal y, por lo tanto, es glorificado por Dios, antes de que la liturgia pase a celebrar su sufrimiento. Paralelamente, las primeras lecturas hablan de los primordios de la Historia de la Salvación, en el Génesis. Así hablarán desde el pecado de Adan y Eva hasta la vocación de Abraham, llevándonos a pensar en la victoria final de Cristo.
Ya en el tercer y cuarto domingos de Cuaresma vamos a encontrar la Catequesis bautismal de Juan (caps. 4 y 9) y en el quinto domingo, el episodio de Lázaro que también es sacado del Evangelio de Juan, porque ya nos apunta a la resurrección de Jesús y nuestra vida eterna.
Durante este período la Iglesia está llamada a entrar en el misterio de Jesucristo, acompañádolo en su sufrimiento, pasión, muerte y resurrección, a través de la oración, la abstinencia y la limosna, que son las tres prácticas cuaresmales (que reflexionaremos el Miercoles de Cenizas y después separadamente según el orden de la liturgia).
P. Adelino Dos Santos
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