El cristiano católico acepta la plenitud de la fe revelada por Cristo y contenida en el magisterio de la Iglesia Católica, participa de los sacramentos y reconoce la autoridad de los obispos unidos al Santo Padre.
El nombre "cristiano" ocurre solo cuatro veces en la Biblia:
-"En Antioquía fue donde, por primera vez, los discípulos recibieron el nombre de «cristianos»" -Hechos 11:26
-"Agripa contestó a Pablo: «Por poco, con tus argumentos, haces de mí un cristiano.»" -Hechos 26:28
-"una mujer cristiana" -I Corintios 9:5
-"pero si es por cristiano, que no se avergüence, que glorifique a Dios por llevar este nombre". -I Pedro 4:16
No se sabe quién utilizó este nombre por primera vez. Parece que los cristianos no solían utilizarlo para ellos mismos hasta el segundo siglo. Antes preferían llamarse "hermanos", "discípulos", "creyentes", etc.
Para ser Cristiano
"No tenemos que pensar que se trata de un paquete de reglas, que cargamos sobre los hombros como una mochila pesada en el camino de la vida. Al final la fe es sencilla y rica: ¿creemos que Dios existe, que Dios cuenta? ¿Pero de qué Dios hablamos? Un Dios con un rostro, un rostro humano, un Dios que reconcilia, que vence el odio y da esa fuerza de la paz que nadie más puede dar. Necesitamos dar a entender que en realidad el cristianismo es muy sencillo y por consiguiente muy rico." -Benedicto XVI, 28 Julio, 2005
Quien deja entrar a Cristo en su vida no pierde nada, absolutamente nada, de lo que hace la vida libre, bella y grande. Sólo con esta amistad se abren las puertas de la vida. Sólo con esta amistad se abren realmente las grandes potencialidades de la condición humana. Sólo con esta amistad experimentamos lo que es bello y lo que nos libera. El no quita nada y lo da todo... Nada más bello que conocerle y comunicar a los otros la amistad con él. (Homilía 24 abril 2005, inauguración del Pontificado de Benedicto XVI).
Lo que significa seguir a Cristo hoy: Se trata de un cambio interior de la existencia. Exige que ya no me cierre en mi yo, considerando mi autorrealización como la razón principal de mi vida... Se trata de la decisión fundamental de dejar de considerar la utilidad, la ganancia, la carrera y el éxito como el objetivo último de mi vida, para reconocer sin embargo como criterios auténticos la verdad y el amor. Se trata de optar entre vivir sólo para mí o entregarme a lo más grande. Hay que tener en cuenta que verdad y amor no son valores abstractos; en Jesucristo se han convertido en una Persona. Al seguirle a Él, me pongo al servicio de la verdad y del amor. Al perderme, vuelvo a encontrarme. -Benedicto XVI a los jóvenes el Domingo de Ramos, 2007.
Los apóstoles no anuncian una idea; son testigos de Jesús
Benedicto XVI, Explica en la audiencia general la relación de Jesús con los doce
22 marzo 2006, Fuente: Zenit.org
Los primeros apóstoles, al igual que los apóstoles de hoy, no fueron heraldos de una idea, sino testigos de Cristo ante todo el mundo.
Cuando Juan Bautista presentó a Jesús como el Cordero de Dios. A la pregunta: «¿Qué buscáis», los futuros apóstoles respondieron con otra pregunta: «Rabbí --que quiere decir, "Maestro"- ¿dónde vives?"». Jesús les respondió «Venid y lo veréis».
«La aventura de los apóstoles comienza así, como un encuentro de personas que se abren recíprocamente. Para los discípulos comienza un conocimiento directo del Maestro»
«Ven donde vive y comienzan a conocerle. No tendrán que ser heraldos de una idea, sino testigos de una persona».
«Antes de ser enviados a evangelizar, tendrán que "estar" con Jesús, estableciendo con él una relación personal».
Por este motivo, «la evangelización no es más que un anuncio de lo que se ha experimentado y una invitación a entrar en el misterio de la comunión con Cristo».
«El apóstol es un enviado, pero antes aún es un "experto" de Jesús».
Tras su pasión y resurrección, Cristo «enviará a los apóstoles "por todo el mundo", a "todas las gentes", "hasta los confines de la tierra"»
«Y esta misión continúa. Siempre continúa el mandamiento del Señor de reunir a los pueblos en la unidad de su amor».
«Esta es nuestra esperanza y este es también nuestro mandamiento: contribuir a esa universalidad, a esta verdadera unidad en la riqueza de las culturas, en comunión con nuestro verdadero Señor Jesucristo»
El nombre "cristiano" ocurre solo cuatro veces en la Biblia:
-"En Antioquía fue donde, por primera vez, los discípulos recibieron el nombre de «cristianos»" -Hechos 11:26
-"Agripa contestó a Pablo: «Por poco, con tus argumentos, haces de mí un cristiano.»" -Hechos 26:28
-"una mujer cristiana" -I Corintios 9:5
-"pero si es por cristiano, que no se avergüence, que glorifique a Dios por llevar este nombre". -I Pedro 4:16
No se sabe quién utilizó este nombre por primera vez. Parece que los cristianos no solían utilizarlo para ellos mismos hasta el segundo siglo. Antes preferían llamarse "hermanos", "discípulos", "creyentes", etc.
Para ser Cristiano
"No tenemos que pensar que se trata de un paquete de reglas, que cargamos sobre los hombros como una mochila pesada en el camino de la vida. Al final la fe es sencilla y rica: ¿creemos que Dios existe, que Dios cuenta? ¿Pero de qué Dios hablamos? Un Dios con un rostro, un rostro humano, un Dios que reconcilia, que vence el odio y da esa fuerza de la paz que nadie más puede dar. Necesitamos dar a entender que en realidad el cristianismo es muy sencillo y por consiguiente muy rico." -Benedicto XVI, 28 Julio, 2005
Quien deja entrar a Cristo en su vida no pierde nada, absolutamente nada, de lo que hace la vida libre, bella y grande. Sólo con esta amistad se abren las puertas de la vida. Sólo con esta amistad se abren realmente las grandes potencialidades de la condición humana. Sólo con esta amistad experimentamos lo que es bello y lo que nos libera. El no quita nada y lo da todo... Nada más bello que conocerle y comunicar a los otros la amistad con él. (Homilía 24 abril 2005, inauguración del Pontificado de Benedicto XVI).
Lo que significa seguir a Cristo hoy: Se trata de un cambio interior de la existencia. Exige que ya no me cierre en mi yo, considerando mi autorrealización como la razón principal de mi vida... Se trata de la decisión fundamental de dejar de considerar la utilidad, la ganancia, la carrera y el éxito como el objetivo último de mi vida, para reconocer sin embargo como criterios auténticos la verdad y el amor. Se trata de optar entre vivir sólo para mí o entregarme a lo más grande. Hay que tener en cuenta que verdad y amor no son valores abstractos; en Jesucristo se han convertido en una Persona. Al seguirle a Él, me pongo al servicio de la verdad y del amor. Al perderme, vuelvo a encontrarme. -Benedicto XVI a los jóvenes el Domingo de Ramos, 2007.
Los apóstoles no anuncian una idea; son testigos de Jesús
Benedicto XVI, Explica en la audiencia general la relación de Jesús con los doce
22 marzo 2006, Fuente: Zenit.org
Los primeros apóstoles, al igual que los apóstoles de hoy, no fueron heraldos de una idea, sino testigos de Cristo ante todo el mundo.
Cuando Juan Bautista presentó a Jesús como el Cordero de Dios. A la pregunta: «¿Qué buscáis», los futuros apóstoles respondieron con otra pregunta: «Rabbí --que quiere decir, "Maestro"- ¿dónde vives?"». Jesús les respondió «Venid y lo veréis».
«La aventura de los apóstoles comienza así, como un encuentro de personas que se abren recíprocamente. Para los discípulos comienza un conocimiento directo del Maestro»
«Ven donde vive y comienzan a conocerle. No tendrán que ser heraldos de una idea, sino testigos de una persona».
«Antes de ser enviados a evangelizar, tendrán que "estar" con Jesús, estableciendo con él una relación personal».
Por este motivo, «la evangelización no es más que un anuncio de lo que se ha experimentado y una invitación a entrar en el misterio de la comunión con Cristo».
«El apóstol es un enviado, pero antes aún es un "experto" de Jesús».
Tras su pasión y resurrección, Cristo «enviará a los apóstoles "por todo el mundo", a "todas las gentes", "hasta los confines de la tierra"»
«Y esta misión continúa. Siempre continúa el mandamiento del Señor de reunir a los pueblos en la unidad de su amor».
«Esta es nuestra esperanza y este es también nuestro mandamiento: contribuir a esa universalidad, a esta verdadera unidad en la riqueza de las culturas, en comunión con nuestro verdadero Señor Jesucristo»
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