Las obra de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales (ver Isaías 58, 6-7; Hebreos 13, 3).
Obras de Misericordia Espiritual: instruir, corregir al que está equivocado, aconsejar, consolar, confortar, perdonar y sufrir con paciencia.
Obras de Misericordia Corporal: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos (ver Mateo 25, 31-46).
Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres (ver Tobías 4,5-11) es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios. (ver Mateo 6, 2-4).
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