Danos hoy nuestro pan de cada día…
De Teresa sabemos que es una luchadora empedernida para que el Pan de la Eucaristía pueda ser comulgado por todos en el día -cosa difícil entonces-, para que todos puedan experimentar el beso amoroso de Jesús . Para ella “pedir el pan” es un medio más de hacerse pequeña y pobre, ya que sabe que “hasta en las casas de los pobres se da a los niños lo que necesitan”. Demostrando también que uno desea vivir el momento presente, sin agobios.
En las dificultades, pone toda su confianza en Dios. Enseña a sus hermanas a no tomarse las cosas demasiado a pecho, a no atormentarse en los oficios, sino a hacerlo todo con paz y libertad de espíritu. Tiene, en fin, otro modo sublime de vivir esto del “pan nuestro”: poniendo espontáneamente al servicio de los demás todo lo que recibe. “Si alguna vez se me ocurre pensar y decir algo que les gusta a mis hermanas, me parece completamente natural que se apropien de ello como de un bien suyo. Ese pensamiento pertenece al Espíritu y no a mí”.
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