Madre, una gracia te pido, 
que me sanes en cuerpo y alma.

sábado, 3 de octubre de 2009

Ángeles de la Guarda




Dios nos ha creado Espíritus,Angeles,a quienes ha encargado de nuestra custodia en todos nuestros caminos,para que nuestros pies no tropiecen en las piedras. Salmo 91(90)/11-12. Para que nos libren de todos nuestros enemigos,nos aconsejen,y ofrezcan oraciones ante el trono de la majestad gloriosa de Dios.

Están a nuestro lado con todo cuidado y celo vigilante en todo momento y lugar,atendiendo nuestras necesidades y llevando ante Dios,como intermediaros solícitos entre nostros y El,nuestros pedidos,súplicas y necesidades,hasta conseguir para nosotros la tan dedeada bendición de su gracia.

Caminan a nuestro lado en todos nuestros pasos,ayudándonos a buscar el reino de Dios con celo y deseo ardiente,sirviéndole,alabándolo y dándole gracias por su amor,caridad y misericordia infinitos.



Ellos nos ayudan en nuestro trabajo,nos protejen durante el y en nuestro descanso, nos animan y ayudan en los combates que libramos contra las fuerzas del mal y se alegran con nosotros cuando nos alegramos en el Señor en la victoria contra el demonio.

Grande es su cuidado como grande es su amor por nosotros. Ellos aman a quienes amamos y protejen a quienes protejemos. Se manifiesta una vez más,al enviarnos como custodios a sus Santos Espíritus para bien nuestro,que son inmensos los beneficios con que Dios nos ha honrado.

Siempre que obramos bien,nuestros angeles se alegran y gozan,y los demonios se entristecen y sufren,como también se entristecen cuando obramos mal y los demonios gozan y se alegran. Los angeles también se alegran por cada pecador que se convierta y haga penitencia y los demonios se alegran cuando un justo que claudique no se arrepienta y haga penitancia.

Por tanto démosle alegría a nuestros amigos,compañeros y benefactores,nuestros Angeles custodios,de modo que ellos alaben a Dios eternamnete y ellos con nosotros formemos un solo rebaño,para que confesemos,amemos y alabemos a Dios, creador de los Angeles y los hombres.

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